Cuidar y sufrir: Perfil ético del profesional de la salud. Escribe regularmente opiniones en revistas y periódicos, y tuve el honor hacer con el uno de mis BC Espresso sobre Ética. Le hicimos unas preguntas respecto a «El reto de la profesión enfermería geriátrica gerontológica», y a continuación podéis leer su opinión.

La ética es el fundamento en la actuación profesional, ¿cuál son desde tu punto de vista claves en el cuidado hacia las personas mayores?

Las personas mayores por el mero de hecho de serlo no están sujetas a una mirada ética especial y concreta. Otra cosa bien diferente es la situación de especial vulnerabilidad que experimentan determinados grupos de mayores derivadas de una dependencia funcional sobrevenida, el deterioro cognitivo, el aislamiento social, el empobrecimiento de la red social, o el edadismo exacerbado, entre otras. Estas circunstancias sitúan a la persona en un escenario donde en ocasiones se pone en duda su condición de sujeto, para que de una manera deshumanizada sea convertido en una cosa, esto es, un objeto por algunas instituciones sociales como son las sanitarias o las de política social.

Desde mi punto de vista las claves del cuidado de las personas mayores en general, pero incidiendo en el grupo de los más vulnerables, sería la atención humana, como condición del que cuida, y humanizadora, como característica de los cuidados que presta. Para ello, debemos volver a repensar a la persona como humana, más allá de calificativos tipo “paciente”, “residente”, o “usuario”, por citar solo unos pocos. Para ello, nos ayudará mucho la formación en ética asistencial, no solo en bioética. La ética de la virtud y la personalista en especial nos ayudan a mirar a la persona que siempre sobresale del sujeto de cuidados que vemos cada día. Y no solo la formación en clave de conocimientos; es necesario actualizar nuestro estatus de persona que cuida de otras personas a través de talleres y jornadas de intercambio experiencias, del relato y de historia de vida.

La nueva Ley de Eutanasia es todo un reto para la sociedad en general, ¿cómo se prepara la Enfermería geriátrica hacia este nuevo reto?

Es muy relevante esta cuestión, ya que el texto legal que regula la eutanasia solo nombra una vez el término “enfermería” aunque se refiere a ella en algunas ocasiones más, de manera más o menos explícita. Enfermería juega un papel muy significativo durante todo el proceso, ya sea en el periodo deliberativo, como en el meramente asistencial, en la administración de fármacos en el momento de muerte médicamente asistida. La enfermera geriátrica por su razón de ser acompaña al paciente de manera muy concreta al final de su vida, independientemente de la forma por la que llega a este proceso. Entendemos que la objeción de conciencia plantea una vía legal y ética con las suficientes garantías para no contraponer el principio de autonomía del paciente con el derecho a no realizar acciones que van contra los principios, valores y creencias de los profesionales. Una vez clarificados estos términos debemos insistir que el hecho de solicitar la eutanasia no puede suponer una atención diferente de la persona humana que a partir de ese momento debemos atender con las mismas garantías de cuidados que aquellos otros que no la hayan solicitado. Paradójicamente, una de las cuestiones que más nos preocupan a las enfermeras geriátricas es la escasez de planteamientos organizativos en relación a los cuidados paliativos; esto debe ser contemplado desde el mismo prisma que la cuestión de la eutanasia, ya que se trata de una vía asistencial necesaria, y hasta ahora muy insuficiente, que debe ser desarrollada lo antes posible.

El Consejo Territorial aprobado justo el nuevo ordenanza para la residencia, que supone una mejora para las personas mayores y los profesionales. ¿Cual es tu opinión sobre el acuerdo, y donde ves mejora?

El mero hecho de que el consejo interterritorial se siente a debatir sobre cuestiones que atañen al conjunto de mayores dependientes que viven en residencias ya es una mejora en sí misma. Otra cosa es el alcance de las medidas propuestas, recordemos que por una mayoría demasiado justa para una cuestión tan relevante. El conjunto de las medidas establecidas como mejoras son necesarias, pero se encuentra con una serie de resistencias que de no ser capaces de superarlas el acuerdo no llegará a ningún sitio. Por un lado, no existe una financiación pública acorde con las inversiones que deben hacerse a corto y medio plazo, ya que, tal y como ha pasado en otros sectores económicos, sin ayudas públicas el peso de la financiación no puede recaer en un sector ya de por sí tan denostado por la administración; por otro lado, está la cuestión de la temporalidad, ya que un problema como es la calidad asistencial de las residencias vienen dándose desde la entrada en vigor de la Ley 39/2006, la llamada Ley de Dependencia, por lo que su solución no puede suponer una carrera de fondo en un tiempo récord de siete años; por ultimo, debemos señalar la falta de conceptualización de lo que se supone que debe ser una residencia; en ese sentido no ayuda la indefinición a la que sume a la profesión enfermera el nuevo acuerdo interterritorial, en el cual no somos referenciadas de manera explícita y nuestro peso relativo en los cuidados disminuye a favor de otros perfiles profesionales que no se ajustan a las necesidades asistenciales actuales de las residencias.

Muchas veces se dicen: si haya una mejora laboral para la profesión de enfermería en el ámbito geroasistencial no haya falta de personal. ¿Cuál sería tu opinión?

No es tan fácil como eso. Algunos sectores empresariales, no todos, han puesto la atención a cuestiones económicas como motivo por el que las enfermeras no queremos trabajar en las residencias. Actualmente hay miles de enfermeras que siguen trabajando en residencias por sueldos ofensivos en relación a la responsabilidad ética y profesional que deben asumir; se están yendo las que están hartas de que les trate mal desde un punto de vista profesional. Un solución muy concreta es que la administración pública asuma de manera práctica que la atención sanitaria de todos los españoles es función suya, salvo acuerdos particulares, como es el caso de determinadas mutuas. En esta línea discursiva mi planteamiento pasa por asumir como personal laboral a las enfermeras que actualmente trabajan en las residencias, tanto en lo referente a cuestiones salariales como a otras laborales tipo puntuación en la bolsa pública de empleo. Lo que a todas luces resulta inaceptable es que la atención enfermera de las residencias la esté prestando unas profesionales contratadas en un marco legal inapropiado y ello porque las compañeras de primaria no pueden ir a las residencias por falta de personal para ello. No se puede asumir que se someta a tal denigración a unas compañeras, de modo que trabajar en el sector privado de este ámbito esté penalizado con menos puntos en bolsa y un salario muy inferior que el de otras compañeras a las que estamos sustituyendo en su labor diaria de atención domiciliaria de un grupo de personas mayores dependientes.

Hay un planteamiento de una nueva profesión en el ámbito residencial que supervisa el cuidado asistencial, cómo ves esta nueva figura, y cómo se coordina con la enfermería?

Solo el planteamiento me parece una bofetada a todo un sector profesional como es el de las enfermeras que trabajamos en residencis. Hace solo unos meses desde la propia administración se decía públicamente que las enfermeras hemos desempeñado una labor impagable durante la pandemia, que no ha habido más muertes gracias a nuestro esfuerzo abnegado por asegurar la atención a los mayores. Hoy la administración de manera demagoga legaliza una nueva figura, la coordinadora de gerocultoras, poniendo como pantalla la justa demanda de la patronal por asegurar unas ratios exigidas por esa misma administración, si no encuentran enfermeras. A todas luces esto es un parche temporal por debajo de los mínimos exigidos para dar una buena calidad asistencial. No es creíble que se publique un Acuerdo interterritorial con el objetivo de promover una mejora sustancial de la calidad asistencial, y al mismo tiempo diluir para luego eliminar el peso necesario y merecido de una categoría profesional tan fundamental en las residencias como es la de la enfermera.

Existe la especialidad enfermería geriátrica gerontológica, ¿La profesión no ha sido capaz transmitir tener suficiente conocimiento en esta materia, o porque crees el ministerio implementa esta nueva figura?

Llegado el momento de justificar por parte de la administración la evidente campaña de disolución de la figura de la enfermera en las residencias huelga decir que, si no creen en la enfermera generalista como hasta ahora, lo que menos les interesa es promocionar la necesidad de las enfermeras especialistas en geriatría. Algo parecido, aunque en otros ámbitos asistenciales está ocurriendo con los médicos geriatras. Aunque muy sutilmente ha aumentado el número de plazas MIR de geriatría a nivel nacional todavía no hay ratios suficientes de geriatras para atender a los mayores adecuadamente en el hospital; todo ello con el pretexto facilitado por un silogismo ilógico como que como los médicos internistas tienen muchos pacientes mayores en sus servicios hospitalarios ya no hacen falta más geriatras. En el caso de las enfermeras el transpantojo es muy similar; como supuestamente con enfermeras generalistas ya se atiende a los mayores no hay necesidad de incluir enfermeras especialistas, lo cual no es necesariamente cierto.

¿Está la enfermería geriátrica suficientemente preparada para el cambio demográfico, o hay necesidad de adaptación?

La enfermería geriátrica sí que está suficientemente preparada, pero no tenemos entornos laborales donde ayudar a hacer frente a esta situación. En casi todas las comunidades autónomas hay unidades docentes de enfermeras especialistas, pero esto no se acompaña de un creciente número de plazas laborales, ni públicas ni privadas, lo cual es desconcertante. Es urgente la creación de plazas en todos los entornos asistenciales, primaria, especializada y sociosanitaria.

¿Cuál son las claves hacia el cambio demográfico desde el punto de vista de la enfermería geriátrica, y cómo puede la profesión involucrase para dar solución hacia el futuro?

Un cambio demográfico como el que se plantea ni es nuevo ni es inabordable. La actual y futura situación demográfica ya se estaba advirtiendo a los países afectados desde finales del siglo veinte por parte de la ONU, por lo que lo único que nos queda pensar es una falta de políticas sociales y sanitarias por parte de las administraciones públicas que actúen en consonancia con estas situaciones. Una de las cuestiones clave fundamentales es trabajar mucho en la prevención primaria y secundaria en el entorno comunitario, que es donde se encuentra más del noventa por ciento de los mayores de sesenta y cinco años. Ya se están dando situaciones intermedias que no son tan dicotómicas como en el pasado, esto es, hay situaciones de las personas que no se resuelven ni enviándoles solo unas pocas horas de ayuda a domicilio ni pidiéndoles plaza en residencia o centro de día. Las enfermeras geriátricas debemos estar a la altura y debemos trabajar de lleno el nuevo espacio sociosanitario, gestionando casos concretos de riesgo, trabajando en campañas de prevención de la dependencia funcional, la promoción de diagnósticos precoces, actuando de enlace entre los distintos niveles asistenciales, entre otras muchas. Para ello debemos seguir formándonos y profesionalizándonos mucho más. Hay compañeras que piensan erróneamente que solo con tener la especialidad es suficiente, ignorando que la vocación enfermera se alimenta de la formación constante.

 

Agradecemos a Carmelo Gómez Martínez por tomarse el tiempo y responder a mis preguntas.

Un gran profesional y compañero.

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