LA LUZ COMO HERRAMIENTA DE CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS EN EL ÁMBITO RESIDENCIAL.

La especie humana lleva milenios viviendo en contacto con el medio natural, y no estamos preparados para pasar el 90% de nuestro tiempo en interiores (casa, trabajo…). Dentro de los entornos cerrados y artificiales se ha perdido este contacto, que es básico para que nuestro cuerpo y mente funcionen adecuadamente, desde los cinco sentidos. Además, el deterioro visual debido a la edad afecta directamente a las personas, con una disminución de su independencia, y un aumento de la ansiedad o pasividad delante de estímulos.

Es en este entorno dónde la Neuroarquitectura puede trabajar para acompañar durante este proceso, al establecer un diálogo entre la mente y los espacios, una relación entre lo que el espacio propone y cómo lo decodifica la mente. El espacio que habitamos condiciona cómo nos sentimos, puede condicionar nuestras conductas, hacernos cambiar la forma cómo nos manejarnos en ese lugar, y puede ayudar a diseñar unos espacios que acompañen a un envejecimiento saludable desde una mirada integral.

Debemos tratar la iluminación como una herramienta que transmite un impacto positivo directo a las personas, ayudando en su día a día. Las personas mayores con deterioro visual pueden necesitar hasta cuatro veces más intensidad de luz que las personas jóvenes, por lo que debemos ser cuidadoso y estudiar bien sus requerimientos.

Una buena iluminación natural, y el contacto directo con la luz solar, mejora el bienestar personal, activa la mente y el cuerpo para desarrollar actividades, y regulariza el ciclo circadiano natural para poder descansar lo necesario y realizar actividades físicas y mentales en los momentos de máxima atención. La luz tiene un impacto positivo en las personas, evitando la inversión del ciclo vigilia/sueño, activando a las personas durante la mañana con la luz más blanca, y entrando en un estado de relajación a última hora del día con la luz más cálida.

A la vez debemos trabajar con buena iluminación artificial que se adapte a los cambios fisiológicos que se van sucediendo mientras envejecemos. Augmentar la intensidad de la iluminación, evitar los reflejos y resplandores que llevan a confusión y desorientación, y jugar con los contrastes para ayudar a visualizar espacios, puede augmentar la sensación de confort, orientación y tranquilidad. Una buena iluminación en los espacios adecuados ayuda a promover el envejecimiento activo, con un aumento de seguridad y confianza para disfrutar de estos espacios.

El paradigma del envejecimiento ha cambiado, ya no es una etapa de deterioro físico y mental inevitables, implicando pasividad y dependencia, sino que ha pasado a ser un envejecimiento activo y saludable, poniendo el acento en la autonomía, los derechos sociales y la vinculación relacional de las personas mayores. El deterioro funcional que acompaña el envejecimiento puede posponerse manteniendo una vida física, mental

El pasado día 9 de abril hemos realizado un BC Espresso con la autora de este artículo, y el video ya está publicado en el mi canal de YouTube

Autora
Clara Rius i Sambeasobre, Arquitecta socia en Estudi PSP Arquitectura, y especializada en “healing space”.
www.estudipsp.com

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