LA METODOLOGÍA MONTESSORI APLICADA A LAS PERSONAS MAYORES, por Alicia Chica García Psicóloga

¿Qué es Montessori?
Montessori es una pedagogía creada por la doctora italiana María Montessori (1870-1952), en principio para ser aplicada a niños con necesidades educativas especiales, pero que, posteriormente universalizó, para ser utilizada en todos los niños y niñas, independientemente de su condición. Ella partía de que el niño tiene sus propios recursos para guiar su educación (autoeducación o autoaprendizaje), y que la persona adulta que acompaña a ese niño (guía), debe estar atenta para proporcionar lo que la criatura va necesitando en cada momento de su desarrollo evolutivo y personal, mostrándoselo de forma afectuosa y paciente. Además, el guía Montessori va adaptando el ambiente, para que éste respete las tendencias humanas universales e innatas en cada persona (tendencia al orden, exploración y manipulación, comunicación, autonomía, etc).

Este ambiente preparado, es uno de los principios fundamentales en la metodología Montessori, y es igual de importante la atención del ambiente físico (que hace referencia a lo material externo), como del ambiente psíquico que ofrecemos (que hace referencia a la comunicación, las normas de convivencia, y en general, a todo lo que afecta a nuestro bienestar psicológico).

Los niños y las niñas están completamente involucrados en el cuidado del ambiente, de modo que éste ofrece los materiales para que ellos y ellas puedan hacer las actividades cotidianas como limpiar, ordenar, quitar y poner la mesa y preparar y servir alimentos, participar en el jardín, alimentar a las mascotas o regar las plantas. María Montessori decía que esta forma de trabajo estimula la motivación intrínseca, que es la que proviene de uno mismo, del gusto y la alegría por el trabajo propio, independientemente de lo externo (por eso rechazaba los premios y castigos).

María Montessori creía que cambiando la educación de los niños de ahora, se caminaría hacia un mundo de paz en el futuro, lo que hizo que fuera nominada en tres ocasiones para premio Nobel de la paz.

¿Cómo llega la metodología Montessori a la población de los mayores?
En los años 90, el Doctor Cameron Camp, un psicólogo geriatra, cuyo hijo estudiaba en un colegio Montessori, se planteó por primera vez que esta metodología quizá podría adaptarse a los mayores que padecían algún tipo de demencia. Así, junto con su equipo de Badford, validó el método en personas con demencia, viendo resultados beneficiosos en su aplicación. Otros autores, posteriormente, han realizado otros estudios que avalan también el uso de Montessori en personas mayores con demencia.

Algunos de los beneficios encontrados en los estudios son los siguientes:

– Mayor reconexión con el mundo exterior, ya que la tendencia de las personas con demencia es la desconexión. Por ejemplo, al ofrecer actividades que utilizan materiales cotidianos, personalizados, es fácil que la persona mayor, conecte con sus recuerdos y a través de éstos, con el momento actual. La que menos deterioro sufre es la memoria procedimental, sensorial y la afectiva, por lo que cuanto mayor deterioro hay, mayor relevancia cobran las actividades dirigidas a estimular estos tipos de memoria.

– Mejora en las actividades de la vida diaria, de modo que la generalización a su vida cotidiana es mayor que con otras formas de estimulación y por tanto fomenta la independencia. Por ejemplo, si usamos materiales cotidianos, en los que realizan movimientos que van a usar en actividades como la alimentación, el vestido, el aseo, etc, maximizamos las posibilidades de esa generalización a las actividades reales.

– Mayor adherencia a las actividades. Puesto que son actividades que parten de lo cotidiano, de sus gustos, de sus capacidades, donde se ofrecen retos alcanzables, partimos de emociones positivas, se reduce la frustración que a veces manifiestan ante otras actividades más “mentales”.

– Reducción de los trastornos de conducta. La persona mayor está en un ambiente preparado, que sigue respetando las tendencias humanas, donde existe un clima social positivo, profundamente cuidado, donde se potencia su autonomía y la libertad (de movimiento, de elección, de participación). Esto se traduce en una normalización y en una reducción de los comportamientos desadaptativos.

Obviamente, esto redunda en una mayor calidad de vida, al brindar un propósito y un sentido a la vida de las personas. Pero además, esto se refleja en beneficios para las personas que acompañan a los mayores (ya sean trabajadores de los centros de mayores, ya sea familiares), y por tanto, para toda la organización o el sistema donde conviven.

¿Cómo se aplica la metodología Montessori en un entorno de personas mayores?
La metodología Montessori en los entornos de personas mayores debe guiarse, siempre, por los principios Montessori (ambiente preparado, el papel del acompañante, la individualidad, la autonomía, el autoaprendizaje, etc) y puede usarse de dos formas:

1 – Como una filosofía de vida. En este caso, Montessori se convierte en un modelo de atención centrada en la persona, donde los principios Montessori se llevan al día a día de la persona, las 24 horas. Para ello, la formación de toda esa comunidad es fundamental, de modo que se consiga un ambiente preparado físico y psíquico Montessori, donde se ofrezcan roles y actividades cotidianas reales, con un propósito en las que las personas mayores contribuyan como un miembro más de la comunidad (por ejemplo, participan en las actividades de limpieza del entorno, en el cuidado de su habitación, el doblado y colocación de la ropa, poner y quitar la mesa, preparación de algunas comidas, cuidado del jardín y mascotas, preparación de las propias actividades, etc). En este entorno Montessori cobra especial importancia el cambio de rol de los acompañantes, ya que se pasa de un papel de profesional experto en su materia a un rol de acompañante de vida, donde guiamos de forma humilde, amorosa, respetuosa, en una organización flexible, que se adapta al proyecto de vida del mayor y que parte de éste, teniendo en cuenta su historia de vida, su personalidad previa, sus capacidades, sus roles, sus gustos, etc.

2 – Como una metodología de estimulación aplicada en un taller. En este caso, se propone como actividad dentro de la programación de actividades del centro (aunque el centro no tiene que ser Montessori). Estaría guiada por un terapeuta que ejerce de guía, proporcionando materiales y actividades Las actividades serán lo más personalizadas para cada uno de los participantes del taller, con un sentido real del por qué se utilizan. Las actividades que se ofrezcan deben estimular todas las áreas de la persona: lo sensorial, lo cognitivo, la vida práctica, lo social, cultural y espiritual. La persona mayor puede elegir las actividades que desea hacer. Toda la estimulación se realizará a través de materiales reales, manipulativos, que potencien las entradas sensoriales por diferentes vías, especialmente a través de las manos, que es la mayor vía de entrada al cerebro. Así, la estimulación se vuelve más rica, más significativa, más potente.

En todos los casos, hay que tener muy en cuenta las capacidades de la persona y en qué fase o estadio cognitivo está para proporcionar un ambiente adecuado, con actividades y materiales también adecuados. También hay que tener en cuenta la historia de la persona mayor, los roles que ha desempeñado en su vida, para comprender sus comportamientos, y también para poder seguir ofreciéndoles roles, rutinas y actividades que le satisfagan, con los que se sienta familiarizada.

Como conclusión, podemos decir que la metodología Montessori aplicada a las personas mayores es toda una filosofía de trato a la persona, cuyo objetivo es sacar el máximo potencial de cada persona, de forma integral, tratándolas como personas únicas y plenamente capacitadas para actuar con libertad, inteligencia y dignidad durante cada momento vital (ya tenga 2 años o 90 años).

Autora:
Alicia Chica García Psicóloga Gerontologa especialista en Montessori para Mayores
www.montessoriparamayores.com

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