Es un logro que haya espacios como este para difundir proyectos, experiencias y compartir ideas sobre la arquitectura como corpus funcional, sensorial, estético  y ético, uno de cuyos objetivos importantes debería ser la búsqueda -por todos los que trabajamos en estos cometidos- de un envejecimiento saludable. Por eso el tema que abordo es el diseño, la arquitectura como factor de cambio activo de aquello que en la sociedad del siglo XXI es un objetivo y aun es un reto.

Quienes hayan leído mis artículos sobre accesibilidad cognitiva, diseño y arquitectura para que nuestra vida en esas etapas en que los años nos pasan rápidamente tengan un “sabor a juventud”, sabrán que siempre estoy buscando algún tema que sea innovador. Porque una lectura que no tiene incentivos causa aburrimiento, que es lo mismo que decir cansancio mental del lector. En las personas que viven solas porque son autónomas o que están en residencias, pero con autonomía, hay un sentimiento que puede dominarlas, como al lector, que sabe que una vez más  va a encontrar lo mismo. La soledad lleva a mirar por la ventana  desde la lejanía  o saliendo a la terraza para poder comunicarse con el ambiente exterior, siempre cambiante. Pero en las residencias o espacios compartidos con otras personas, no siempre resulta fácil encontrar los recursos necesarios, personales o externos para recuperar una imagen interior, la propia, aquella que en la juventud era tan fácil de descubrir, porque era la misma imagen de la vida.

Muchas veces lo que llega es solo una sensación, tal vez la tristeza que da el haber perdido momentos que no son ya recuperables, porque volver a la juventud no es posible. Lo que sí es posible es cambiar el sentimiento de fatiga que crea la propia vejez: no aquella que se debe a un cuerpo con menos energía, sino a la que llega a causa de un futuro que no se llena con tareas, trabajo y con hijos o nietos no siempre presentes, incluso aunque los hubiera.

La respuesta habría que buscarla, por una parte, en un urbanismo que facilite la vida de las personas para que sea fácil, tranquila y cómoda cuando lo desee, pero no lo sea tanto si a lo que aspira es a moverse y a participar de actividades compartidas con música de los 50, o mejor aún…con otras más actuales. Y donde sea que vivan, la vivienda, espacios compartidos o residencias que encuentren muy cercanos a ellos, lugares llenos de aquello que necesitan para sentirse realmente vivos.

Niñez, juventud y vejez, son una realidad del ser humano. Para unos, es el comienzo, y para otros en un “casi al final”, pero la dimensión del “casi” es lo que marca la diferencia. Con mirada y soluciones arquitectónicas, habría que aderezar la vida con ingredientes formados por un entramado espacial de componentes funcionales y sensoriales que, en base a relaciones de dimensiones, formas, colores y objetos en el espacio, otorguen a la vida cotidiana de una especie de gozo que anule momentos en que, sin ellos, lo que domina es el sentimiento de vacío, tristeza y soledad, es decir lo contrario al envejecimiento saludable.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió “Envejecimiento saludable” como el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. Bajo este marco, la capacidad funcional del individuo se basa en las capacidades físicas y mentales individuales (capacidad intrínseca o IC) y sus interacciones con el medio ambiente. Probablemente ya hay muchos ámbitos profesionales haciendo propuestas basadas en un concepto de salud integral vinculado a una comunidad abierta e inclusiva. Y diseño, arquitectura, también se están acercando con lucidez a esos caminos de conocimiento que ofrece una sociedad profesionalizada, abierta, y estudiosa del envejecimiento como recurso, no como una carga o problema.

Nuevos enfoques desde las neurociencias
¿Qué nuevas perspectivas o enfoques pueden enriquecer nuestros proyectos? Tal vez recorrer lo que hemos aprendido en nuestro hacer profesional enriquecido por la experiencia, nos mande señales de que el enfoque tradicional ha perdido algo de fuerza frente al cambio de la figura de algunos colectivos, que en la arquitectura aún no se ha actualizado. Y esos son los porqué habría que abrirse a miradas nuevas, para que sirvan como inductoras también, de un cambio de visión del ser humano en la vejez.  De esta forma también la arquitectura sería reflejo de lo que siempre ha hecho “…entre tanta locura de tiempos solapados, retratar de modo inmejorable el tiempo concreto en que se ha erigido” (Santiago Molina[1]).

Por fortuna hay muchas maneras desde las cuales poder hacerlo. Para los que hemos estudiado durante algunos años textos de neurociencia como un entramado de conocimientos necesario para una arquitectura más compleja, los cómo hacerlo, vienen  de entender la diversidad de los mayores y de leer los mensajes que nos envían con sus formas de ser, aspiraciones y necesidades. También hay que leer los mensajes de una sociedad que avanza innovando en ámbitos en los que la arquitectura se puede quedar atrás; tal vez porque su dimensión física pesa demasiado, creando una continuidad que otras profesiones pueden romper más fácilmente. Esa diversidad la entienden muy bien las neurociencias, el estudio del funcionamiento del sistema nervioso humano para la mejora de la salud física y mental de las personas. Y este es un contenido curricular de muchas profesiones, pero no lo es aun de las de diseño. Esto requiere algo de esfuerzo, pero hacerlo no significa ser especialista o neurocientífico. Con lecturas especializadas y filtrando el conocimiento a través de la mirada de cómo el diseño cataliza conductas, actitudes y emociones, los arquitectos podemos recorrer un camino fascinante, que se abre a una creatividad insospechada. Teniendo como prioridad el mantenimiento de las funciones y la vitalidad, constituye un medio para garantizar una vejez libre de discapacidad.Cuando hay grupos de investigadores que trabajan sobre algo que a otros parecería obvio y obtienen tan buenos resultados, hay que conocerlos, aunque sea por curiosidad, para apoyarlos desde nuestros proyectos: esto ya implica pasar a ser parte orgánica de los programas para la mejora de la salud física y mental de los mayores. Concretamente, el programa de ejercicios multicomponente “Vivifrail de 12 semanas”[2] es una estrategia que ha resultado sumamente eficaz para mejorar locomoción, cognición y vitalidad en los adultos mayores que viven en la comunidad con pre-fragilidad-fragilidad-demencia leve, en comparación con la atención habitual. Y esto se puede lograr con horas de fisioterapia o ¡con diseño y arquitectura!

Perfiles funcionales y escenarios espaciales
Nuestro avance por este camino se fue estructurando a partir del estudio de contenidos teóricos sobre neurología de la conducta espacial y la creación de instrumentos de diseño específicos para asumir el reto de hacer mejoras y ajustes espaciales en centros de día y residencias para personas con autonomía, deterioro cognitivo leve y demencias. El primer paso fue construir un listado de perfiles funcionales neurológicos (PF) donde pudieran aparecer bloqueos. Y que, mediante el diseño de determinados escenarios o patrones espaciales, mejoran o resuelven la respuesta de las personas en su desenvolvimiento espacial. Y no son ocasionales: forman parte de la arquitectura de sus actividades cotidianas de la vida diaria (AVD).

Representan un amplio espectro de funciones del sistema nervioso con los que el ser humano lleva a cabo naturalmente todas sus actividades. Pero considerando la posible interrupción en los impulsos nerviosos que pudieran causar bloqueos provocados por el envejecimiento. Son una guía eficaz para crear escenarios o patrones espaciales porque dan respuestas a las necesidades de conservación de la autonomía, generando emociones positivas, potenciando actividades físicas y mentales de mantenimiento y recuperación neurológica.  Perfiles (PF) y escenarios[3]:

PF Monitoreo y orientación espacial: organización funcional y sensorial con formas y colores. Secuencias espaciales sin fracturas, es decir, resueltos todos los encuentros, con anticipación de los sucesos futuros.

PF Sensoriales: visuales y auditivos relacionados con aferencias (sensoriales) y eferencias cognitivas y motoras.

PF Percepción: Soluciones espaciales, específicas relacionadas con agnosias  a-perceptivas

PF Cognición: comprensión, memorias y atención.

  • Memorias externas para reconocer caminos y actividades; derecha e izquierda.
  • Facilitar la atención con uso de dígitos, en lugar de textos para las demencias.

PF Acciones motoras:

  • Activación por “ruta directa”[4]: activar movimientos olvidados o perdidos.
  • Memorias externas para el recuerdo y su necesidad de repetición, con distancias pautadas por los tiempos de permanencia de la memoria de corto plazo.
  • Elementos en suelo para antibloqueo de acciones motoras (freezing).

PF Control atencional para seguridad: desligar la atención de zonas peligrosas (demencias).

PF Evitar fatiga del comportamiento: diseñar formas, dimensiones y objetos afines con las actividades físicas y mentales. Y siempre ajustadas a la especialización de cada lugar y tarea.

Imágenes siguientes: Son ejemplos de Intervenciones en Centros de día del Ayuntamiento de Madrid: Gertrudis de la Fuente, Carmen Laforet, Pamplona  y Ciudad Pegaso. Diseños elaborados en base a los perfiles para cada uno de los tipos de población y estados. Con objetivos de seguridad espacial, autonomía y mejora del estado físico y emocional de las personas. Un cambio en el desenvolvimiento espacial que trasciende el propio proyecto: estos se conservan y se llevan a los entornos cotidianos donde viven, se mueven y comparten espacios con sus familias, en  comunidades sanas e inclusivas para un envejecimiento saludable.

Soluciones espaciales en Centros de día del Ayuntamiento de Madrid: componentes  visuales para la orientación.

Soluciones espaciales en Centros de día del Ayuntamiento de Madrid: activación, recreación; inclusión; seguridad.

Soluciones espaciales en Centros de día del Ayuntamiento de Madrid: activación; evitar fatiga del comportamiento.

                

 

Autora del articulo:
Berta Brusilovsky Filer
Arquitecta
Especialista en acecesibilidad cognitiva, neurociencia y  arquitectura

Bibliografía:
[1] Antonio Molina (26/12/2022). Un calculado anacronismo. En Múltiples interesante blog de difusión.
[2] PDF. Mikel Izquierdo. Programa Vivifrail multicomponente de ejercicio físico para la prevención de la fragilidad y el riesgo de caídas. 2017.
[3] Brusilovsky F. B. (2021). Justificación de las redes neurológicas implicadas en cada perfil) en Edificios vivenciales y terapéuticos para adultos mayores. Arquitectura, neurología de la conducta y neuropsicología. Íncipit Editorial.
[4] La “ruta directa” activa movimientos olvidados a causa de lesiones, por eso se deben repetir secuencialmente para mantenerlos activos tantas veces como sea necesario (si no se recuperen las zonas  lesionadas).

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